lunes, 7 de mayo de 2012

Cuando al punto final de los finales...


... no le quedan dos puntos suspensivos. 
Sé de sobra que había un cartel con luces de neón que decía claramente: "Hay un millón de caminos, puedes coger cualquiera menos este". Decidí tirar por ese, y no sé que esperaba, ni que espero. Pasé por uno similar hace tiempo y no me fue bien... Al conseguir salir, me convertí en una capulla. Sí, sé bien lo que era: una auténtica capulla. Me fabriqué una armadura a base de desilusiones y aprendí a no preocuparme por nadie, ni por nada; esa es la verdad. Todos lo aceptaban, me conocían y sabían lo que había. Y llegaste tú. Nunca había conocido a nadie que de verdad pensara que yo valía la pena. Hasta que te conocí a ti, y tú lograste que yo también me lo creyera. Ahora todo es distinto, de un tiempo a esta parte todo se ha vuelto gris. A veces cabe preguntarse por qué el "amor" no hace una locura por ti, después de las muchas que has hecho tú por él... 
Pero, creo que puedo ser cualquier cosa menos tonta y también sé apreciar donde ya no pinto nada. Yo que pintaba puentes por ti, y ahora ya no pinto nada. Una vez leí que las vidas vacías son las que más pesan. Pues bien, creo que puedo soportarlo, pues una persona fuerte principalmente es la que se lo considera a sí mismo. 
Y debo recordaros que con las 5 letras de la palabra "tarde" no se puede escribir "ahora".

1 comentario:

  1. Te sigo, pasate por mi blog y si te gusta sigueme.
    Besos desde http://imaginarquerervolar.blogspot.com.es/

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