¿Sabéis lo que me dice el tarot de hoy? Sí, sí, tarot. Pensad lo que queráis, un poco más loca no viene mal. No, en serio, es lo que tiene no dormir en toda la noche y quedarte en casa por estar enferma un martes... Joder, cuentas con demasiado tiempo para estar sola, para estar contigo misma. Para entender que, al final, todos acabamos así. Bueno, desvaríos a parte, de primeras he leído que existe la posibilidad de darse cuenta de errores y realizar cambios para acentuar la caída. Me río en tu cara, tarot. ¿Cambios? El cambio viene cuando te aferras a a un concepto, cualquier cosa, a la idea de que eso va a estar bien durante mucho tiempo. Ya os lo dije una vez, no creáis en historias de vivir felices y comer perdices, después acabáis como yo, por ahí soñando demasiado... Cuando menos te lo esperas, viene la vida, te da una ostia y ahí, justo ahí te das cuenta del cambio, ese hematoma no queda nada bien en el cuerpo, pero siento deciros que hay que aprender a vivir con el, lo que hay es lo que toca.
Llega un punto en el que le das sentido a lo que habías visto en aquella película (porque a veces tienen su realidad, aunque esa sea menos atractiva) Que lo que verdaderamente jode es darte cuenta de que todo en lo que creías es una mentira podrida; el destino y otras memeces de fantasía y de idiotas. Porque si a base de cambios aprendes algo, es que no se puede atribuir una importancia cósmica a un simple acontecimiento terrenal. Todo se reduce a casualidad, aunque a veces estas signifiquen más cosas.
Mira, muchas veces he escuchado lo de que para escribir bien, tienes que estar jodido. Porque luego están los que son felices, que lo que escriben no vale una mierda. Ese es el precio que hay que pagar por serlo. Supongo que esto funciona así, pero la verdad es que la vida va a tener que ponerse el triple de hija de puta si quiere hundirme. Porque si hay algo que se me da bien es sonreír, y si sonreír cuando el corazón muere es de valientes, creo que al menos me merezco la medalla. Una medalla, al menos, a ser capaz de borrar esa frase de tantos lugares, tanto fuera como dentro de mi misma.
No son tiempos buenos para los soñadores, supongo que Febrero y yo echaremos en falta muchas cosas, allí donde solíamos gritar...
Cuando te pueda la vida, cuenta conmigo.
Si aún dices "venga", yo digo "vale".
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