Has aprendido a estar sola, aún rodeada de mucha gente. Aprendiste a echar de menos. El significado de la palabra distancia, y que a veces, duelen, más de lo que te gustaría, cada una de sus letras. Aprendiste lo que es estar triste, y lo que es ser triste. Aprendiste a quitarte la coraza, y que quizás, el corazón no sea más que un aumentativo de esta palabra (a todo esto, ándate con ojo y recuerda no volver a rasguñarlo, que aunque desees con todas tus fuerzas que el mundo se pare para que puedas recomponerlo, eso no va a pasar) Tal vez por lo anterior, también aprendiste lo que es llamar solo para escuchar una voz, o mover cielo y tierra solo para ver unos ojos. Aprendiste lo que es el miedo a perder a alguien, y lo que es el miedo después de haberlo perdido. Llorar, la verdad es que ya sabías, y bastante bien por cierto, pero, a veces, aprendiste a esconderte para hacerlo, y a sonreír cuando no te apetecía. Aprendiste a no esperar nada de nadie, porque como decía Shakespeare: "Soy feliz porque no espero nada de nadie, esperar siempre duele". Pero al igual, consideras que puede ser que haya personas que estarán ahí para lo que sea, y a los que se dean por aludidos tras leer esto, lo mínimo que debes hacer es darles las gracias. Gracias, porque pensaste que nunca más podrías confiar en nadie, pero conociste a personas increíbles, a esas personas que te enseñaron a volver a confiar. Y aunque pensaras que nunca más nada te haría sonreír, que nunca más volverías a mirar a un chico, que nunca más podrías escuchar esa canción sin romper a llorar... Te acabaste dando cuenta,de que siempre hay alguien mejor esperando por ti. Sabes que el destino es caprichoso, pero esta vez se ha portado contigo, sería una buena idea darle las gracias a él también, ¿no crees? Te ha traído a alguien, con quien no contabas encontrarte, supongo, y con el que has aprendido a olvidarte del título de las canciones que te hacían venirte abajo. Igual que se aprende a escribir, a andar, se aprende a disfrutar de las cosas pequeñas. Hay amigos que son de verdad, y que como te quieren tus padres no te va a querer nadie.
Te caíste por lo menos una vez al mes desde Enero hasta Diciembre, pero te levantaste de tal caída. Para curar las heridas: alcohol, nada de saliva. Escuece más, pero también es mucho más efectivo... Aprendiste, a reconstruirte a la vez que caminabas y a seguir adelante con uñas y dientes; a hacerte, o a ser, fuerte. En ocasiones, te dejaste llevar por la rabia, pero aprendiste que quemar cuatro imágenes de papel no iba a ayudar a borrar las miles de imágenes guardadas en tu cabeza, que sin darte cuenta, han ido desapareciendo como si nada. Fiel a tu orgullo, aprendiste a tragarte las ganas, las lágrimas, no tanto las palabras; y que lo más duro no es escuchar estas, sino el silencio que llega después. Las cosas no siempre salen como tú quieres, muy a tu pesar. Esto te parecerá una tontería, pero aprendiste a nadar. Sí, aunque supieras hacerlo desde hace mucho, has aprendido a hacerlo de nuevo, pero para no ahogarte. Llegada a este punto te diste cuenta de que si tú no piensas en ti, nadie más vas a hacerlo. Entonces nadaste con más fuerza, y no, la verdad es que no te ahogaste. Por otro lado, ahora sabes que, que te dejen sola, sentirte sola, es la mejor forma de conocerte a ti misma; y fue ahí, justo ahí, cuando aprendiste a conocerte, a cuidarte, y a quererte interiormente... Y lo mejor, no necesitar a nadie más que lo hiciera por ti.
Has aprendido a olvidar perfectamente, pero no creas que todo está hecho. Los recuerdos vuelven cuando menos te lo esperas, así que sigue trabajando en ello, más vale prevenir que curar.
Ahora que me voy, te escribo esto para que sepas que estoy muy contento de como me has tratado, a veces te he visto realmente mal, por eso quiero decirte que te acuerdes siempre de sonreír, anda, que estás mucho más guapa y aún te quedan muchas personas a las cuales enamorar con esa sonrisa. He visto que has cambiado, al igual que tu vida, pero que aún así sigues siendo fiel a ti, y eso es lo más importante. Que por mucho que te tiñas, te alises el pelo, vistas de mil maneras, o hables diferente cada mes, espero que nunca te olvides de donde vienes, ni quien eres. Nunca te olvides de que tu casa, está en ese pequeño pueblo que a veces repugnas y en el cual no vive mucha gente, es tu hogar.
Por último, quiero que me prometas que no vas a dejar de aprender, y que si mi vecino el 2012, dentro de un año, te escribe tal carta como esta habrás aprendido de otros muchos errores, tanto tuyos como de los demás; vas a seguir creciendo, eso lo tengo muy claro.
Si hace falta repásalo dos veces, por si se te olvida algo, pues sé que también has aprendido a leer entre líneas.
Suerte, estoy seguro de que seguirás sorprendiéndote con muchas cosas, pero tú sorprenderás al mundo con otras muchas.
Muchos besos,
2011, el año que más te ha enseñado de tu corta vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario