viernes, 6 de abril de 2012

"La noche debilita los corazones"

Así lo afirma Ismael Serrano en una de sus canciones... El reloj marca las 4:29, a 7 de Abril y la verdad, debido en parte a mi insomnio ocasional (es lo que tenemos los animales nocturnos), me he parado a reflexionar en esa frase. ¿Qué tendrán las noches que nos hacen recordar tanto? Porque quien más, quien menos, sabemos relacionar a Sabina con "Tardé en olvidarla 19 días y 500 noches". Bien, mi conclusión es clara: las personas solitarias dependemos en mayor medida de nuestra capacidad de recordar. Y, ¿qué os voy a decir? Todos, o casi todos, nos sentimos un poco solos de noche. ¿No os ha pasado eso de mirar hacia el pasado y plantearos cómo estáis ahora, y cómo en ese momento exacto podíais ser tan felices? No sé, normalmente en momentos duros se tiende a recordar lo bueno, por lo menos en mi caso... Podríamos estar hablando de una especie de masoquismo emocional. Lo mismo que ocurre cuando intentas buscar una canción, una mísera letra que te salve de todo tu diluvio personal, y lo único que consigues es encontrarte con todas las que te hacen daño. 
Siempre he sido participe de la idea de que si quieres saber como está una persona más que escucharla a ella, deberías escuchar su música, porque "when words fail, music speaks"; la verdad es que la música está siendo mi auténtica acompañante en estos meses con sabor a no sé muy bien qué... ¿ A qué debería saber una mezcla de confusión, esperanza, y la certeza de sentirte una puñetera ilusa creyendo que todavía hay posibilidades de que todo vuelva a ser como antes? Nunca nada vuelve a ser lo mismo, los hechos exigen cambios, transiciones... Comienza a sonar la voz de Quique Gónzalez y no puedo evitar sentirme invadida por "Y los conserjes de noche", porque lo que sí creo de verdad es que, como él entona, quedó algo de nosotros en esos lugares. Me hace gracia pensar en cuál sería su reacción al saber que hago mías muchas de sus letras... 
Todo se resume en música, como puedes observar. No tengo el valor suficiente, pero siempre me acabo dirigiendo a ti indirectamente, porque realmente conservo la esperanza de que sí algún día quieres saber de mí, te pasarás por mi pequeño rincón de mundo. 
Aquí sigo, como siempre, con miedo a perder lo que ya he perdido y escondiéndome detrás de palabras que no logran expresar ni la cuarta parte de lo que quiero decirte. Hace tiempo me encontré con un texto que decía algo como esto: "Esta noche necesito darme una tregua y dejar paso de nuevo a este echar de menos raro que me estruja los huesos. Dejar que la tristeza que ahora me ahoga suba del corazón a los ojos."
Los ojos... Esos que te gritan, como siempre.

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